Descubrir tu tamaño es parte del Arte de Liderar

Para mi madre. 

Para mi madre. 

Recuerdo perfectamente el dia que me di cuenta del tamaño de mi madre. Era muy pequeña, seis o siete años, mas o menos. Mª Eugenia, mi profesora, había decidido que representaríamos una obra de teatro en la fiesta de Navidad del colegio y, me tocó el papel de protagonista. Unos dias antes de la fiesta, durante un ensayo, mi madre entró en clase en el mismo momento en el que yo pronunciaba el texto más largo de la obra. Me lo había chapado dias antes con mi padre, había ensayado como debía posicionarme en el palco, como mover las manos y los brazos y el tono, sobre todo el tono que debería usar a lo largo de la interpretación. «Lo has bordado» – me dijo mi padre después de haberlo repetido no sé cuantas veces…. (pobre, tenía una paciencia…). Siempre me ha gustado hacer las cosas bien a la primera, sobre todo cuando trabajo en equipo. Siento una enorme responsabilidad porque sé, que el resultado final es el del equipo y, no sólo el mio, dependemos unos de los otros. Asi qué, en ese momento en el que senti que tenía que darlo todo para que mis compañeros pudieran seguirme en la representación, en el mismo instante en el que me sentia más o menos Elisabeth Taylor, va y entra mi madre… Nunca he conocido a nadie que ocupase tanto espacio como ella. Iluminaba cualquier sitio con su postura, con su dulzura y humildad y, al mismo tiempo, con una imponente presencia que, dificilmente puedo explicar con palabras. El dia que murió, alguien escribió esto sobre ella: «(…)Fue mi referente, cuando yo era pequeña y ella la más simpática de todo el colegio, ÚNICA!!!! se rompió el molde de tal manera cuando nació que ni siquiera hubo alternativa para dar forma similar a (…)»

Fue la mejor líder que he conocido. Equipo, responsabilidad y humildad fueron la palabra que dominaron su vida profesional. Ocupaba mucho, mucho espacio.

¿Has tenido alguna vez la sensación de que ocupas mucho espacio?, me refiero a si te has dado cuenta alguna vez del impacto que causas en los demás, puede ser algo positivo o, todo lo contrario, lo importante es saber cual de los dos produces.

Es fácil darse cuenta del impacto que causan los demás, lo difícil es hacerlo con nosotros mismos pero, es un ejercicio necesario por dos razones, para aumentar nuestra consciencia sobre nosotros mismos y, segunda, para saber que hacer con ello.

En mi trabajo en organizaciones, es muy importante para mi, medir ese impacto en todos los miembros, me ayuda a entender parte de la Cultura Organizacional sobre todo, si mido el de sus líderes. Es curioso que cuando les lanzo la pregunta, se quedan mirándome sin saber muy bien qué responder, eso también me da mucha información sobre la persona porque, si sabe el impacto que causa puede haber hecho cuatro cosas con esa información:

  • Alimentar su ego.
  • Establecer una cultura del miedo.
  • Sabe que causa un impacto positivo pero no sabe qué hacer con eso.
  • Aprovechó su impacto positivo para construir una buena conexión con todo el conjunto de la organización.

Cada líder, cada empleado, tiene un tamaño único – una huella invisible que deja en la organización. Esta huella determina cómo interactúan entre sí, cómo se enfrentan a los desafíos y cómo se alinean con los valores de la empresa.

Cada líder, consciente o no, deja una huella indeleble en la cultura organizacional. La verdadera maestría radica en reconocer y dirigir ese impacto de manera que alinee las aspiraciones personales con los objetivos de la empresa.

Este viaje comienza con un espejo: mirar dentro de nosotros mismos para entender el alcance de nuestra influencia. Al igual que aprendí de mi madre, los líderes deben buscar equilibrar fuerza con empatía y, confianza con humildad. El tamaño de un líder no se mide en su capacidad para eclipsar a otros, sino en su habilidad para iluminar las fortalezas y potencialidades de su equipo.

Recordemos siempre que una cultura organizacional vibrante y positiva no es un accidente. Es el resultado de líderes que entienden su tamaño y lo usan para construir un ambiente donde cada miembro del equipo siente que su contribución es valiosa. Así, el arte de liderar no es sólo sobre dirigir, sino sobre inspirar, motivar y, sobre todo, entender el impacto que tenemos en las personas que nos rodean.

Al final, ser un líder efectivo significa ser un aprendiz perpetuo de la condición humana, siempre dispuesto a ajustar, mejorar y ampliar nuestra comprensión de cómo, el espacio que ocupamos, afecta el tejido de nuestra organización. En este proceso continuo, encontramos no solo el éxito empresarial, sino también un enriquecimiento personal y profesional que trasciende los límites convencionales del liderazgo.

Gracias por estar ahí.

Virginia Viñas, Coach de Líderes

Próxima entrega: Como medir el espacio que ocupas.