Sobre mérito…
“Un líder no se lleva el mérito, comparte el crédito” Jordi Alemany, 15 de junio en Linkedln
Imagina un buque navegando por el océano. Este barco está dirigido por un capitán autoritario y arrogante que se cree el dueño del navío y de todas las victorias que surjan en el camino.
Cuando la tripulación realiza su trabajo de forma excepcional, el capitán se presenta ante los demás como el único responsable de esa hazaña. Sin embargo, cuando hay algún fallo, el líder se encarga de culpar a sus compañeros de tripulación.
La actitud produce un ambiente de tensión, pero, además, genera la desmotivación y la frustración de aquellos que se esfuerzan diariamente para llevar el barco a buen puerto.
El buque, que representa al conjunto de la organización o equipo, se convierte en realidad en una máquina que solo responde a las órdenes del capitán, quién se considera el héroe de la historia.
Cuando el individualismo está instalado en las organizaciones, los colaboradores se sienten aislados del equipo y de la propia organización, generando un ambiente de competitividad interna y, en última instancia, a una disminución de la productividad.
Además, un exceso de individualismo puede llevar a una falta de responsabilidad social. El conjunto de la organización estará centrado en los objetivos personales (si se tienen, esto es otro asunto) sin considerar los intereses generales de la organización o de la sociedad en su conjunto.
Por otro lado, cuando existe un líder que consigue un equilibrio saludable entre el trabajo en equipo y la cooperación, el individualismo puede ser beneficioso para la organización. Este líder promueve la autonomía y la independencia, fomentando así la innovación y la creatividad individual, permitiendo a sus seguidores pensar y actuar de forma independiente, esto le permite desarrollar competencias, promover el conocimiento y las capacidades de cada individuo para crear un equipo multidisciplinar de alto rendimiento.
Gracias Jordi Alemany